
El término «Brainrot» («putrefacción cerebral») no es una enfermedad médica, pero describe un fenómeno digital cada vez más preocupante: la exposición excesiva a contenido de internet de baja calidad, sin sentido o demasiado trivial. Reconocido por el diccionario de Oxford como la palabra del año 2024, el «Brainrot» se ha convertido en una preocupación global, especialmente por sus efectos perjudiciales en niños y niñas.
Este contenido, que incluye desde los caóticos memes italianos como «Tralalero Tralalá» y «Bombardiro Crocodilo», hasta tendencias virales como «Skibidi Toilet» o canciones como «Baby Shark» (con hiperestímulos), está redefiniendo la infancia y planteando serios desafíos para el desarrollo de las nuevas generaciones.
“Mi hijo tiene 4 años y no entiendo las cosas que ve y dice. Hay una cabeza saliendo de un inodoro y el repite lo que dice o cómo se llama ese personaje. La verdad me asusta porque no entiendo bien cómo es que lo dejo viendo canciones de la granja y aparece con eso.”
Roxana, 34 años.
“Yo al principio los veía inofensivos y hasta cretivos, y al mismo tiempo pensaba: ‘esto es una estupidez’, pero después vi la adicción que los memes italianos les produce a los chicos y me preocupé. Además son todas imágenes rápidas, sin sentido, y llegué a escuchar que uno de esos memes insultaba a Dios”.
Viviana, 43 años.
Ambos testimonios reflejan la tendencia “Brainrot” de Internet, que ya comenzó a llamar la atención de madres y padres, aunque algunos adultos no comprendan bien de qué se trata este fenómeno. Lo cierto es que nos obliga a estar más atentos aún a los consumos culturales de nuestros hijos y a los efectos nocivos que puede ocasionar una exposición abusiva a este tipo de contenidos que circulan en Youtube, TikTok y otras plataformas.
¿Qué es el «Brainrot» y cómo se manifiesta en los niños?
El «Brainrot» se caracteriza por su naturaleza repetitiva, absurda y sobreestimulante. Está diseñado para captar la atención de forma instantánea, utilizando colores vibrantes, sonidos estridentes y secuencias rápidas. En el caso de los memes italianos, la mezcla de personajes surrealistas generados por IA, nombres pseudo-italianos y una estética psicodélica, crea un caos visual y auditivo que, aunque pegadizo, carece de cualquier significado profundo. Algunos como Tralalero, tralará» están acompañados por blasfemias a los dioses de diferentes cultos.
«Skibidi Toilet», con sus incesantes batallas entre inodoros cantantes y personajes con cabezas de cámaras, representa otra faceta de este contenido que prioriza lo chocante y lo ilógico sobre cualquier narrativa coherente.
Los niños, con su curiosidad innata y su facilidad para adaptarse a las nuevas tecnologías, son los principales consumidores de este tipo de material. Sin embargo, lo que puede parecer una diversión inofensiva esconde impactos profundos en su desarrollo.
Efectos perjudiciales en niños y niñas
El consumo constante de contenido «Brainrot» genera una serie de consecuencias negativas:
- Erosión de la inocencia infantil: Más allá de la agresión o la adicción, el «Brainrot» está desvaneciendo la inocencia de la infancia. Los niños ya no necesitan buscar contenido inapropiado; este los encuentra. Las plataformas online exponen a los pequeños a material violento, perturbador o sexualizado que supera con creces su capacidad de desarrollo. Chistes virales y tendencias introducen a audiencias jóvenes en temas para adultos sin contexto ni comprensión. Por ejemplo, algunos niños pueden referenciar memes explícitos o hacer chistes sobre casos criminales serios, repitiendo palabras que no comprenden. El impacto es escalofriante: muchos niños están creciendo prematuramente, más influenciados por la cultura de internet que por la guía parental.
- Deterioro de la capacidad de atención: La exposición a videos cortos y frenéticos reduce la capacidad de los niños para concentrarse en tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido, como leer un libro o seguir una clase. Esto puede traducirse en bajo rendimiento académico y dificultades en el aprendizaje.
- Impacto en el lenguaje y la comunicación: Los niños pueden empezar a comunicarse predominantemente con la jerga de Internet, lo que dificulta el desarrollo de un vocabulario rico y la capacidad de expresarse de manera coherente en contextos sociales o educativos formales.
- Problemas de salud mental: La sobreestimulación constante y la exposición a contenido a veces perturbador contribuyen a mayores niveles de ansiedad, estrés y fatiga mental. Además, la búsqueda incesante de la gratificación instantánea puede llevar a problemas de adicción a las pantallas, donde el cerebro infantil se acostumbra a una recompensa constante y se vuelve intolerante a la «lentitud» de la vida real.
- Desarrollo emocional retrasado: Al pasar más tiempo consumiendo contenido digital que interactuando en persona, los niños pueden tener dificultades para desarrollar habilidades sociales, empatía y la capacidad de gestionar sus emociones de manera saludable.
Advertencias de los especialistas: Cómo evitar la exposición
Los psicólogos infantiles y educadores han alzado la voz de alarma ante este fenómeno. Advierten que, aunque el «Brainrot» sea una industria altamente rentable para los gigantes mediáticos, sus consecuencias en el desarrollo infantil son incalculables.
Para proteger a los niños de la exposición excesiva a este tipo de contenido, los especialistas recomiendan:
- Limitar el tiempo de pantalla: Establecer horarios claros y consistentes para el uso de dispositivos electrónicos. La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) desaconseja la exposición a pantallas antes de los 2 años, enfatizando la importancia del desarrollo cerebral y emocional temprano sin la interferencia de la tecnología. Para niños mayores, la SAP recomienda un uso moderado y supervisado, con un máximo de 1 a 2 horas diarias, priorizando actividades como el juego, la interacción social y la vida al aire libre. La Academia Americana de Pediatría sugiere evitar las pantallas en niños menores de 18-24 meses (excepto videollamadas) y limitar el tiempo a 1 hora diaria de contenido de alta calidad para preescolares.
- Supervisar el contenido: No basta con limitar el tiempo; es crucial saber qué están viendo los niños. Usar controles parentales, explorar juntos las plataformas y mantener conversaciones abiertas sobre el contenido que consumen.
- Priorizar la calidad sobre la cantidad: Optar por contenido educativo, interactivo y que estimule la creatividad y el pensamiento crítico. Películas, documentales o juegos que promuevan la resolución de problemas son mejores alternativas.
- Fomentar actividades offline: Promover el juego al aire libre, los deportes, la lectura de libros físicos, las artes, los juegos de mesa y la interacción social en persona. Estas actividades son esenciales para el desarrollo físico, cognitivo y emocional.
- Dar el ejemplo: Los padres son el principal modelo a seguir. Reducir el propio uso de pantallas, especialmente durante las comidas o reuniones familiares, envía un mensaje poderoso a los niños.
- Crear zonas libres de tecnología: Designar áreas del hogar o momentos del día donde no se permitan pantallas, como el dormitorio o la mesa a la hora de comer.
El fenómeno «Brainrot» es un recordatorio de que, si bien internet ofrece innumerables oportunidades, también presenta riesgos significativos, especialmente para los más jóvenes. La clave está en la moderación, la supervisión activa y la priorización de un desarrollo equilibrado que valore tanto el mundo digital como el real.