Una victoria para Pullaro, un llamado de atención para Viotti

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Las Elecciones Generales de convencionales reformadores en la Provincia de Santa Fe dejaron dos postales muy distintas entre lo que fue el escenario provincial y lo que se vivió en Rafaela. Mientras el gobernador Maximiliano Pullaro celebró una victoria holgada y transversal en todos los departamentos de la provincia, el intendente rafaelino Leonardo Viotti recibió un mensaje claro de las urnas: hay fisuras internas, descontento ciudadano y un adversario que renace con fuerza.

Desde Rosario, Pullaro encabezó el acto de celebración con una declaración de intenciones que proyecta una Reforma Constitucional de fondo: «Discutimos un futuro sin corrupción (…), sin reelecciones indefinidas y con seguridad pública garantizada». Unidos para Cambiar Santa Fe se impuso por veinte puntos sobre la segunda fuerza, consolidando su liderazgo y legitimando el proceso de modificación institucional que viene impulsando desde su campaña. La ficha limpia, el fin de los fueros parlamentarios, y los límites a los cargos hereditarios son banderas que sintonizan con el reclamo ciudadano de ética pública y renovación política.

Sin embargo, la misma fuerza política que logró la unanimidad provincial, exhibe en Rafaela su talón de Aquiles. El triunfo interno de Juan Scavino, un candidato extrapartidario, lejos estuvo de ser celebrado como una victoria por el oficialismo local. La lista promovida por Viotti quedó tercera. Y ese dato, por sí solo, habla de una ruptura: el armado del Intendente no logró enamorar, ni movilizar, ni fidelizar al electorado no peronista.

La irrupción de La Libertad Avanza con Fabricio Dellasanta como segunda fuerza individual dejó sin margen a la estrategia viottista, que además deberá enfrentar el crecimiento del peronismo, ahora consolidado como primera minoría. Valeria Soltermam, ganadora de la interna del PJ, se posiciona con una ventaja estratégica en un contexto de desgaste del oficialismo. El Partido Justicialista, que hasta hace pocos meses parecía sin rumbo, hoy respira con fuerza y tiene en la renovación de sus cuadros una oportunidad de capitalizar el malestar ciudadano.

En el quinto piso del Palacio Municipal se digiere una derrota que no sorprende, pero sí preocupa. Porque no se trata de un traspié electoral cualquiera. El mensaje del electorado fue unívoco: hay descontento con la gestión. Las promesas de campaña, la impronta joven del Gobierno Local y los acuerdos de coalición no han logrado traducirse en mejoras tangibles. La interna radical, la ausencia de fotos conjuntas entre los referentes de Unidos y el creciente protagonismo de fuerzas como el PRO o el PDP dentro de la coalición, evidencian una alianza que nunca terminó de consolidarse.

Ahora, la prioridad para Viotti será contener a sus socios políticos, reagrupar fuerzas y evitar una fuga de votos en junio. Pero eso será difícil si antes no se da una autocrítica de fondo sobre el rumbo de la gestión. Porque lo que se discutió este domingo no fue solo una elección: fue la confianza. Y esa, en Rafaela, está en revisión.