
Gisela Novello es Martillera y Corredora Inmobiliaria de profesión, pero encontró en el arte del vidrio el trabajo ideal. Ese entusiasmo la llevó a abrir su propio espacio creativo hace 9 años.
A ese lugar hoy concurren 72 alumnas que aprenden cada día sobre este arte del fuego. En vitrofusión se pueden elaborar muchos objetos, siempre con mucho cuidado y con el conocimiento de que si no se tiene un horno especial para vidrio, hay que trabajar en un taller especial.
Entre las grandes ventajas, Novello destacó que es un material «noble» que no pierde el brillo y que se puede reciclar. Por eso, no se puede limitar nomás a la fabricación de adornos, sino también de cuadros, vajillas, caídas líbres, etc.
A la hora de la cocción del vidrio hay que ser paciente, dado que lleva un período de 6 horas y esperar varias más para abrirlo y ver el resultado final.
«No se necesitan conocimientos previos, puede venir cualquier persona. Al trabajar con el vidrio es que no necesitas saber ni dibujar ni pintar, porque todo lo aprendemos acá. Es para pasar un momento agradable, para llevarnos una pieza a casa», destacó.